China quiere reforzar su apoyo a Rusia, pero teme posibles sanciones secundarias ‘mas duras’ a bancos o petroleras, afirman analistas.
Rusia, cada vez más aislada a nivel internacional por la invasión de Ucrania, mira a su principal aliado, China, ante las sanciones impuestas por Estados Unidos o la Unión Europea (UE). La pregunta ahora es si Pekín quiere -y si puede- dar el apoyo necesario para apuntalar la economía rusa.
En los últimos días, China ha seguido navegando por una ambigüedad en la que se niega a condenar la invasión rusa de Ucrania y acusa a EU y la OTAN de haber avivado el fuego del conflicto.
Los portavoces oficiales se limitan a recitar la postura oficial; preguntados, por ejemplo, si China seguirá comprando gas ruso, la respuesta es que ambos países mantendrán su “cooperación comercial normal”.
Según datos oficiales publicados por la Administración de Aduanas de China, en 2021 los intercambios con Rusia ascendieron a la cifra récord de casi 147,000 mdd, con un saldo comercial favorable a Moscú de 11,757 millones.
Estas cifras se traducen en un aumento del comercio bilateral de 35.8% en comparación con 2020, siguiendo así la tendencia de los intercambios entre China y el mundo, que avanzó un 30%.
Gas y petróleo, claves
Las compras chinas de combustibles rusos aumentaron en 2021 debido al gran repunte del consumo energético en el gigante asiático por una reactivación industrial pospandémica que, unida a una escasez de suministro eléctrico, provocó políticas de racionamiento en algunos importantes polos manufactureros del país o incluso apagones en provincias colindantes precisamente con Rusia.
De hecho, en el marco de esa crisis energética, China aumentó notablemente sus importaciones energéticas del exterior, convirtiéndose, por ejemplo, en el mayor comprador de gas natural licuado (GNL) por primera vez en la historia.
En 2021, el gigante asiático importó desde Rusia 2,779 millones de dólares de GNL (+61.7% interanual), 1,510 mdd de gas natural en estado gaseoso (+137.4%) y 40,295 mdd de crudo (+45.5%), según cálculos efectuados por Efe en base a datos aduaneros chinos.
A principios de febrero, el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió en Pekín con su homólogo local, Xi Jinping, con quien acordó, entre otros asuntos, aumentar en 10,000 millones de metros cúbicos anuales el suministro de gas a China.
En líneas generales, el acuerdo a nivel comercial entre Xi y Putin contemplaba seguir impulsando los intercambios bilaterales hasta unos 250.000 millones de dólares anuales.
‘Ni China puede evitar la recesión en Rusia’
Ahora bien, ¿está Pekín dispuesto a redoblar su apuesta convirtiéndose en el principal apoyo económico de Rusia, teniendo en cuenta que esto podría lastrar sus propios intercambios con Occidente?.
La economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis, Alicia García-Herrero, asegura a Efe que, “sin duda”, China quiere reforzar su apoyo económico, pero “cumpliendo las sanciones en lo absolutamente necesario”, ya que bancos o petroleras temen posibles sanciones secundarias “mucho más duras”.
Julian Evans-Pritchard, analista de la consultora Capital Economics, apunta que “la mayoría de empresas chinas optarán por cumplir con las sanciones estadounidenses antes de arriesgarse a ser sancionadas”.
Además, China no podría “monopolizar” las exportaciones a Rusia por el mero hecho de que no produce todo lo que el país vecino necesita importar, algo a lo que habría que sumar el desplome del rublo, que lastrará la capacidad de Moscú de comprar del extranjero.
“China tiene espacio limitado (para ayudar a Rusia), y cada vez menor. Creo que una recesión de doble dígito en Rusia es absolutamente imposible de evitar, ni siquiera gracias a China”, pronostica García-Herrero.