En Estados Unidos ya piensan en construir campos de concentración para indocumentados

Por Karina A. Rocha Priego

Las autoridades mexicanas quieren seguir peleando “por los guantes de oro” contra los Estados Unidos. Mientras tanto, el presidente electo, Donald Trump, amenaza con llevar a cabo una deportación masiva de connacionales a México; sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum dice tener “un Plan B” -como era de esperarse-, y asegura que recibirá a todos los deportados aunque, pensándolo bien, también dijo que “trabajarán en un plan para demostrar que los connacionales no tienen por qué deportarse”, claro, es más seguro mantenerlos allá, que recibirlos en México donde no hay trabajo, no hay casas habitación, no hay oportunidades.

A duras penas el gobierno de Sheinbaum podrá “mantener” a todos los afiliados a sus programas sociales como para todavía tener que recibir a más de 4 millones de indocumentados que podrían ser deportados a México, en cuanto Donald Trump asuma el poder en su país.

Pero en lo que Sheinbaum prepara “su Plan B”, y trata de convencer de que los connacionales indocumentados no deben ser deportados, por otro lado, el Estado de Texas ofreció ¡campos de concentración! a Trump para que los utilice para los migrantes, así como lo están leyendo.

Se trata de 500 hectáreas de terreno cercano a la frontera con México para que el Gobierno del presidente electo, Donald Trump, lo utilice como un gran centro de detención para su plan de deportaciones masivas de migrantes.

¿Pueden ustedes imaginar eso? ¿Me pueden recordar en qué siglo estamos viviendo?, porque hablar de “campos de concentración”, no es sólo un acto inhumano, sino ilegal y penado por las leyes internacionales.

Parece que los texanos, ¡que se han beneficiado por décadas con la mano de obra de los mexicanos!, tienen el cerebro podrido y sería verdaderamente lamentable que Trump hiciera caso a ese ofrecimiento.

El presidente electo de los Estados Unidos, recibió una carta de la Oficina General de Tierras de Texas, a través de la cual se hace saber que está “completamente preparada” para llegar a un acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para permitir que se construyan instalaciones para “procesar, detener y coordinar” las deportaciones en un terreno de 567 hectáreas en el condado de Starr, al sur de Texas.

El lote, atravesado por el río Grande, frontera natural entre Estados Unidos y México, fue adquirido por Texas a finales de octubre con el objetivo de “reforzar la seguridad fronteriza y construir” más kilómetros de muro, según un comunicado en el que se anunció la compra.

El terreno se usa actualmente como una granja de cultivos de productos como cebolla, canola, girasol, grano, maíz, algodón y soja y la Oficina de Tierras de Texas no aclaró qué sucederá con esta producción cuando sea cedido al Gobierno federal.

Estarán de acuerdo en que es verdaderamente terrible lo que están planeando los texanos en contra de los indocumentados, pensando que no sólo son mexicanos, sino de diversas nacionalidades. Gente que tuvo que salir huyendo de sus países a causa de la hambruna, las guerrillas, abusos de los gobernantes, falta de trabajo y oportunidades, también.

Si bien es cierto que, hasta el momento, la razón por la que los mexicanos deciden jugársela para cruzar la frontera, son sobre todo, por falta de oportunidades, trabajo y hambre, no falta mucho para que tenga que ser por conformación de guerrillas o persecución gubernamental pero, hablar de campos de concentración, como en la era Nazi, para contener a los migrantes, es abominable, preguntándonos qué “Plan B” podría tener el gobierno de Sheinbaum para evitar que los connacionales caigan en esos campos.

Por lo pronto, querido lector, esto no es una broma, los texanos hablan en serio, y los funcionarios de la futura Administración de Trump ya están considerando distintas ubicaciones y contactando a empresas privadas de la industria de las prisiones para ampliar la capacidad de detención de migrantes que tiene el Gobierno.

Cabe recordar que Trump prometió llevar a cabo la mayor “deportación masiva” en la historia de Estados Unidos, yendo detrás de los más de 11 millones de migrantes sin estatus legal que viven en el país, en muchos casos desde hace décadas.

Indiscutiblemente el tema de los migrantes es un tanto complicado.

Mientras, Estados Unidos y estadounidenses ya cuentan los días que faltan para que Trump asuma el poder del país, por segunda ocasión, los indocumentados se truenan los dedos porque serán deportados pero, ¿alguien puede decir algo de los indocumentados que habitan en este país, en México?, porque cada vez son más.

Graves han sido los problemas que han traído consigo los indocumentados centroamericanos que cruzan por nuestro país en busca del “sueño americano”, desgraciadamente, cientos de miles de estos, fueron “engatusados” por el gobierno federal para quedarse en México y formar parte de la “lista nominal” y, a cambio de un voto, recibir dinero, una credencial de elector, y un departamento rentado donde podrían resguardarse hasta 12 personas.

Pero el “sueño mexicano” terminó el pasado 2 de junio, y ahora muchos de estos migrantes cayeron en las garras de la delincuencia organizada, conformando células criminales que se dedican a asaltar, extorsionar; gente que, luego del apoyo gubernamental recibido, se llegan a sentir ¡superiores a los mexicanos! Son déspotas y malagradecidos; exigen a los mexicanos y no agradecen el apoyo que se les ha dado.

Es triste ver cómo familias mexicanas se ven sometidas por indocumentados que se suponía, sólo estaban de paso.

Para colmo, quien se de los abusos de los indocumentados, son tachados de racistas, e intolerantes y eso, ¿por qué nadie lo ve y lo critica? Nos hemos convertido en “rehenes en nuestra propia tierra”, lo cual también debería tener “un Plan B” de parte del Gobierno de Sheinbaum.

En fin, esta situación es delicada, y hay que seguirle los pasos muy de cerca, pues se puede convertir en un problema aún más grave entre México y Estados Unidos donde el único perdedor será ¡el pueblo mexicano!, porque el Gobierno, seguirá durmiendo entre algodones y sábanas de seda…

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