En estos tiempos desafiantes, resaltamos el valor inestimable de la familia y el papel fundamental del padre como fuente de paz, serenidad y estabilidad. Inspirados por
San José, quien con amor y dedicación cuidó de Jesús y María, los padres están llamados a ser guardianes y co-proveedores de sus familias, compartiendo y complementando la
misión de las madres. Reconocemos y valoramos el papel igualmente importante de las madres, quienes, junto a los padres, son pilares de la familia. En muchos hogares, ambos
padres trabajan incansablemente para proveer y criar a sus hijos en un ambiente de amor
y fe. La Iglesia aprecia y apoya esta colaboración entre padres y madres, que refleja la
complementariedad y la igual dignidad entre hombres y mujeres. La paternidad responsable implica guiar con sabiduría, enseñar con paciencia y
amar incondicionalmente.