Autobuses cargados de migrantes llegaron a Michoacán y Guerrero como parte de la estrategia del Gobierno mexicano de disolver las caravanas que salieron de Tapachula la semana pasada. Cansados de caminar, enfermos y sin recursos, muchas de estas personas accedieron a ser trasladadas tres semanas después de llegar a Tehuantepec, Oaxaca, en la región del Istmo. La Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional de Migración (INM) ha ofrecido a estas personas una visa humanitaria para transitar por el país a cambio de desmantelar la caravana y ser transportados de manera voluntaria. Ocho autobuses con al menos 300 migrantes llegaron hasta el puerto de Acapulco, en Guerrero. Otros siete camiones llevaron a otro grupo a Morelia, en Michoacán.
Se calcula que entre 200 y 300 personas están siendo trasladadas al día en autobuses a diferentes puntos del país, lejos de Ciudad de México, donde pretendían llegar las caravanas. El objetivo de la mayoría es llegar a Estados Unidos antes de que Donald Trump aplique su política antiinmigración.