Es sabido que a Donald Trump le encanta entrar en escena con la canción God Bless the USA, del cantante de country Lee Greenwood. Este lunes en la Convención Republicana, que se celebra en Milwaukee, no falló a su tradición. Aunque no fue una entrada cualquiera. Eran las 21.00, más o menos 52 horas después de sobrevivir al intento de atentado que sufrió el pasado sábado durante un mitin en Pensilvania, y el expresidente caminó con parsimonia seguido por una cámara que dibujó un travelling cenital y entre el delirio de las miles de personas presentes en el estadio de baloncesto en el que se celebra su aclamación como aspirante a la presidencia. Trump llevaba vendada la oreja izquierda, la que rozó una de las balas con las que el tirador Matthew Crooks a punto estuvo de matarlo.
Se abrió paso entre los gritos de la misma audiencia que horas antes lo había designado oficialmente en una votación unánime de todos los delegados presentes como candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, después de meses de que se diera por hecho. Al final de su paseíllo, lo esperaba J.D. Vance, senador por Ohio, escogido este lunes por Trump como su acompañante en la papeleta de noviembre como vicepresidente después de mucho deshojar la margarita.