Por Karina A. Rocha Priego
Definitivamente, la próxima Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no es ninguna superheroína de Marvel o DC, es una ser humano común y corriente que tuvo la fortuna de verse apoyada por el todavía Presidente de México para alcanzar el cargo más importante de la política nacional, con el fin de “darle continuidad” al proyecto “socialista” de quien por 18 años aspiró al cargo.
Sin embargo, la próxima Jefa del Ejecutivo Federal, tendrá que ir pensando “en su propio” proyecto político, primero para cumplir con las promesas hechas durante su campaña, y segundo, para evitar una caída aún más estrepitosa de México, no solo a nivel social y político sino económico principalmente ya que, según previsiones, no habrá dinero que alcance, no solo para cumplir compromisos sino para no detener la maquinaria que mueve al país.
Y es que, Sheinbaum Pardo ya tendría que estar pensando en qué va a hacer con la escandalosa herencia que recibe de su antecesor, al que “ha jurado lealtad eterna”, sin imaginar el infierno que habrá de sortear, cuando se dé cuenta que debe más de lo que podría recabar en este que será “su sexenio”; el sexenio de la primer mujer presidenta.
Tal vez pocos lo sepan pero, este gobierno federal “destacado por la austeridad republicana” (sic) dejará una deuda de más de 17.7 billones de pesos, 6.5 billones más de la que recibió de Peña Nieto; bueno, dicen, que México, sufre a diario un endeudamiento adicional promedio de 10 mil millones, por lo que, definitivamente, no habrá dinero que alcance.
Sin embargo, hace apenas unos cuantos días, el gobierno federal anunció un pago significativo a la deuda externa, cuyo fin fue “aligerar” (sic) la carga para la siguiente administración.
Fue la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la que negoció la liquidación de un bono de deuda por aproximadamente 894 millones de dólares, siendo éste el tercer bono con vencimiento en 2025 que se liquida mediante este mecanismo, refinanciando un total de casi 4 mil millones de dólares en vencimientos programados para el primer año del próximo gobierno.
Pero quisieron apoyar al gobierno entrante, no sin antes insistir en que, México enfrenta una histórica cifra por deuda externa
Al cierre del primer trimestre de 2024, la deuda neta de México alcanzó los 15.43 billones de pesos, equivalente a 45.5 % del Producto Interno Bruto (PIB). Es decir que, de acuerdo con las proyecciones de la SHCP, indican que el sexenio de AMLO concluirá con el nivel de endeudamiento más alto del siglo XXI, superando los 17 billones de pesos.
Al respecto, la Secretaría de Hacienda ha explicado que, este año, el costo financiero continúa creciendo ante la permanencia de las altas tasas de interés tanto en México como en el resto del mundo; no obstante, ha llevado operaciones de refinanciamiento desde el año pasado para darle un margen de maniobra al gobierno entrante de Claudia Sheinbaum, sin embargo, hablar de 17.7 billones de pesos ¡de deuda!, se dice fácil, lo difícil será pagarlo.
Y es que se les ha olvidado que, a raíz de la aprobación de la Reforma Judicial, la fuga de capitales no se ha dejado esperar, sin dejar de mencionar que las promesas de inversión para México se han ido al caño, toda vez que, empresas extranjeras que pensaban llegar a nuestro país, decidieron quedarse en Texas, para evitar una caída de su economía.
Con esto, estarán de acuerdo, se quedan en el limbo, miles de promesas de empleo para los mexicanos bien preparados, para los recién egresados de alguna carrera profesional, para padres de familia que esperaban un “ascenso” en su empleo. Esto es que, al cierre de empresas y imposibilidad de nuevas inversiones, los profesionistas mexicanos se quedarán con solo una promesa incumplible.
Además, ¿Cómo combatirá el gobierno de Claudia Sheinbaum una deuda de más de 17.7 billones de pesos si no cuenta con inversión extranjera, ni mano de obra productiva y generadora de recursos?.
¿A quién o quiénes les cobrarán impuestos, para llenar las arcas del Gobierno Federal? Porque, estarán de acuerdo, con el impuesto a los estudiantes, a las amas de casa, a los profesionistas, no lograrán ningún objetivo importante, tan solo sangrar más la economía de los contribuyentes cautivos que, seguramente, no alcanzan ni a cubrir lo más elemental para sus familias.
Fíjense nada más. Dicen que el financiamiento del gobierno federal se centrará en el mercado interno, o sea, a los productores, empresarios, y todo aquel que genere un recurso pero, estarán de acuerdo, son las grandes empresas trasnacionales o inversiones extranjeras las que realmente generan un recurso que podría ser aplicable a cualquier deuda pero, si esos ¡se van!, como se están yendo, ¿dónde queda el mercado interno o, cuál mercado interno?.
Sin embargo, la Presidenta Electa, se comprometió a gastar todavía más -de lo que pueda haber- para dejar “tranquilos” a sus “electores”, lo cual se está convirtiendo en un hecho verdaderamente imposible de cumplir.
Esto nos lleva a que, será casi imposible atraer inversiones extranjeras masivas por medio del nearshoring, ya que demasiadas empresas se irán a Texas o Indonesia, cualquier lugar del mundo que les ofrezca una mayor certeza jurídica que la que AMLO desapareció de golpe con su firma, o sea, vamos de mal en peor y, lo más patético de todo es que muchos sigan creyendo que ¡México será un país de Primer Mundo!…