A 16 días de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, las entidades de la frontera norte se preparan para las deportaciones masivas con las que amaga el republicano. Entre las principales acciones está la implementación de albergues, pero también estrategias para dar trabajo a los recién llegados.
Sobre este complejo tema los gobiernos de los estados fronterizos, así como organismos civiles y eclesiásticos, han iniciado medidas para recibir la oleada migratoria, no sólo de mexicanos, sino también de otros países, que se avisora a partir del 20 de enero, día en que Trump llegará al cargo por segunda ocasión. Desde su campaña, marcada por un tono antimigrante, el entonces candidato republicano prometió llevar a cabo la mayor expulsión de migrantes ilegales de Estados Unidos, cuyo número asciende aproximadamente a 11 millones.
Varias entidades de la frontera ya se alistan para tal expectativa. Por ejemplo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, uno de los puntos de mayor cruce de migrantes, las autoridades municipales indicaron que podrían utilizar estadios de beisbol para dar cabida a las personas deportadas.