La política de soberanía energética que se mantiene desde la administración anterior no ha generado los resultados esperados, pues la para estatal de Petróleos Mexicanos (Pemex) sigue importando combustibles y priorizando la producción de productos de baja calidad y altamente contaminantes como el combustóleo.
En un análisis de México Evalúa se menciona que “la resistencia al cambio en el modelo de negocios impide generar valor económico y rentabilidad para el Estado”, una situación que ya llevó a que la población mexicana ya no tenga acceso a proyectos financiados con recursos generados por la paraestatal.
“Con un patrimonio negativo y un balance en el que sus pasivos duplican a sus activos, la empresa depende de subsidios y transferencias públicas para sobrevivir. A pesar de los apoyos del gobierno federal, el patrimonio de Pemex sigue disminuyendo a un ritmo más rápido que la reducción de sus deudas. La empresa estatal enfrenta una quiebra técnica insostenible que erosiona la capacidad del Estado para sostenerla con subsidios”.