Por Karina A. Rocha Priego
Todavía no alcanzo a entender cómo es que el Partido Revolucionario Institucional en el Estado de México pretende “reinventarse” cuando, en primera instancia, el líder nacional, Alejandro Moreno, se apropia a pasos agigantados del partido, para convertirlo “en su partido”, como en algún momento el Verde Ecologista fue o es “propiedad” de Jorge González Torres, mismo que heredó a su hijo, Jorge Emilio González “El niño verde”, quien, por mucho tiempo, tuvo la atención de los medios por sus excentricidades y escándalos. Otro, Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano y de alguna manera “se maneja como propietario del partido”, como si fuera “una marca”, no un partido político.
Eso es precisamente lo que pretende Alejandro Moreno, hacer del PRI “una marca registrada”, una “empresa” donde el presidente del Consejo Administrativo es él y sus paleros, socios minoritarios, de ahí que, reconstruir lo que alguna vez fue el Revolucionario Institucional en México es un tanto complicado y más si le sumamos que, los grandes militantes priistas o ya están muertos, retirados o simple y sencillamente ¡se fueron a Morena!
Hoy, los priistas “de trayectoria”, los que viven, insisten en que sí se puede. Uno de ellos, el exgobernador del Estado de México, Emilio Chuayffet Chemor, quien asegura que el PRI, primero, no está en vías de desaparecer, pero se necesita “recuperar la confianza” de los ciudadanos para seguir adelante.
Dijo que “el PRI nacional y estatal tienen los mismos retos y los mismos desafíos (…) , si nos sabemos ganar la confianza de la ciudadanía, entonces el PRI continuará siendo un partido que haga historia, como la ha hecho en este país”, la pregunta es, ¿cómo? Si su líder nacional no permite “la alternancia”, a pesar de los resultados de los dos últimos procesos electorales; Alejandro Moreno, literalmente se adueña del PRI, pretendiendo con ello llevar a cabo cambios al interior del partido que, tal vez, debió hacer mucho tiempo atrás, sin embargo, empieza a hacerse evidente que los tratos de Moreno Cárdenas con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, han sido reales, en un afán de “destruir al partido” en lugar de hacerlo evolucionar y mantenerse.
Por supuesto mucho tiene que ver la “deserción” no sólo de militantes anónimos, sino de los no tan anónimos como los tristemente célebres Alfredo del Mazo y Eruviel Ávila Villegas, así como “la valiente traicionera” Alejandra del Moral a quienes, dicen, si bien “no se les va a extrañar” en el partido, contribuyeron en gran medida a su derrota el pasado 2 de junio, considerando que Del Moral y Del Mazo “se entregaron a Morena” defendiendo sus “patrimonios” y no a la militancia o al partido que entonces representaban, dicen, “porque ya no había nada más que hacer ahí”, ni siquiera defenderlo o defenderlo de Alejandro Moreno, quien se apropia de ese instituto político para “satisfacer el ego” de morenistas encumbrados.
Hoy, todos esos traidores, vendidos y entreguistas se adhirieron a Morena, el partido en el poder, por así convenir a sus intereses particulares o, porque ese fue el trato, que es lo más creíble y, aunque Ávila Villegas se fue hacia el Verde, todos sabemos que, ese, se ha convertido en un “esbirro de Morena”, para mantener “una puntuación aceptable”, en pocas palabras “es un colgado del partido en el poder”, nada más. Sin embargo, las traiciones se cuantifican cuando el Estado de México por décadas fue un bastión priista por naturaleza, y gracias a esos no traidores, si no vendidos, la entidad mexiquense pierde su “identidad partidista”, a pesar de que Morena gobierna en la mayoría de los municipios. Parce increíble, pero así es. El hecho de que Morena predomine, no significa que la identidad de los mexiquenses sea esa, morenista, pero tampoco hay garantía de que el PRI pueda, como dice Chuayffet, recobrar la confianza de los mexiquenses, si gente como Alfredo del Mazo Maza, miembro de una dinastía de gobernadores priistas ¡se alió con la izquierda para no ir a la cárcel y perder su patrimonio!, como sea, se fue por poder y dinero valiéndole un comino su parentela priista.
Ahora, el PRI es considerado más un pasivo que un activo, y ha dejado de atender las causas que históricamente lo distinguían, eso se dijo durante una capacitación de alto rendimiento para líderes priistas mexiquenses denominada “De oposición a opción para las y los mexicanos”, reunión a la que acudieron personalidades políticas como Arturo Montiel Rojas.
En esta, se criticó severamente al PRI por no haber sabido reivindicar su conexión con las mayorías y sus causas, lo que ha permitido a Morena posicionarse como el principal representante del “pueblo”, por lo que el PRI debe redefinir su estrategia para recuperar la confianza de sus bases si quiere volver a ser una opción viable para los mexicanos, lo cual, seamos honestos, ¡podría tardar décadas!, tiempo suficiente para que un partido de “derecha o de centro” pierdan toda oportunidad de volver a gobernar México.
Aún así, dicen, es urgente que el PRI se reinvente y recupere su conexión con las causas populares, “un desafío fundamental para su supervivencia política y su relevancia en el futuro electoral de México” pero, ¿qué harán con Alejandro Moreno? ¿Lo meterán en camisa de fuerza? ¿Harán válidas las denuncias en su contra por desvío de recursos mientras fue gobernador de Campeche? O, como “propiedad privada”, harán de ese PRI “renovado” una empresa “proveedora de Morena” a cambio, una vez más, de ¡impunidad!…