Por Karina A. Rocha Priego
¿Ahora, quién más quiere manifestarse? Porque en México, se ha vuelto más que una costumbre, tener que salir a las calles a «manifestar» inconformidades, carencias, abusos, promesas incumplidas, corrupción, violencia, desapariciones, violaciones, en fin, para qué enumerar todas las demandas que ya están gritando los ciudadanos y, como ya lo había comentado, que las autoridades minimicen las marchas, a nadie ayuda, si el gobierno quiere vivir el sueño o, mejor dicho, la mentira, de que todo está bien, pues allá él, al final «es el pueblo el que siempre dice la verdad».
El infiltrado de siempre
Sin embargo, ha habido tantas marchas y manifestaciones últimamente, que empezamos, los ciudadanos, a darnos cuenta del cómo el gobierno, rebasado, actúa realmente en contra de los que, seguramente, ellos consideran «disidentes», «rebeldes» a los que hay «que controlar», pero ¡nunca de frente, siempre por la espalda!, notando que, en cada marcha, ya sea de ciudadanos de blanco, agricultores, madres buscadoras, transportistas, ciudadanos que demandan agua, seguridad, salud digna, aparece, de la nada, el llamado «Bloque Negro», grupo de choque contratado, sí, contratado, para «desmantelar las marchas pacíficas contra el gobierno».
La táctica del anonimato
Este «grupo de choque», existe desde 2003, y más que un movimiento, es una táctica dentro de las manifestaciones, es un tipo de acción colectiva y, quienes desean formar un “Bloque Negro”, sólo se presentan en una manifestación vestidos y enmascarados de negro, fácilmente reconocibles, formando un contingente ¡altamente agresivo!, se diluyen entre la multitud, permitiéndoles actuar de manera directa bajo el amparo del anonimato y la solidaridad (sic), por lo que es muy difícil ser detenidos.
La violencia dirigida
El pasado 15 de noviembre, fue ese “Bloque “Negro el que actuó con violencia, retando a los uniformados y azuzándolos contra los manifestantes, ancianos, mujeres, niños que acudieron, de manera pacífica, a esa marcha donde resultaron muchos detenidos, golpeados, rociados con gas lacrimógeno, por los uniformados a los que, seguramente, les ordenaron «seguir los lineamientos del ‘Bloque Negro’» para desestabilizar el movimiento y poder señalar a los participantes de agresores cuando la realidad es otra.
Los protegidos del poder
Por otro lado, resulta que el propio secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de México, Omar García Harfuch, aseguró que el “Bloque Negro” ya ha sido identificado, lo anterior a raíz de los actos de vandalismo y disturbios ocurridos durante diversas manifestaciones en la Ciudad de México pero, ¿por qué no los han detenido?, ¿a quién sirven?, ¿quién los dirige? Lo más importante, ¿quiénes son y por qué no dan a conocer sus rostros?.
Estarán de acuerdo en que, quienes forman parte de ese “Bloque Negro”, están movidos por los intereses «de otros». De políticos «de alto nivel» -incluso señalan a Martí Batres- a quienes conviene denostar la demanda ciudadana porque, curiosamente, aparecen en cada marcha, en cada celebración histórica, en cada manifestación de inconformidad y son esos los que arman desmanes sin que uno solo caiga en manos de las autoridades, pero eso sí, el pasado 15 de noviembre, cayeron personas inocentes en las garras del gobierno y la policía de García Harfuch.
El poder teme a su propio espejo
Ahora bien, si mal no recuerdo, fue Andrés Manuel López Obrador el que «impuso», a través de paros, manifestaciones, bloqueos, cierres de pozos petroleros, campamentos en pleno Paseo de la Reforma, su «modus operandi» para poner contra la pared al Gobierno y hacerlo desistir a sus designios.
Hoy, Morena -que es lo mismo que AMLO- se espanta, desacredita y repudia a quienes hacen valer el artículo 6.º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que garantiza la libertad de expresión y de manifestación de ideas, los minimiza, los etiqueta, los acusa de ser parte de «complots de adversarios políticos», pero no reconocen que son ellos los que están mal y no la multitud que demanda, al unísono, exactamente lo mismo: seguridad, salud, agua, entre otras tantas demandas que ustedes, queridos lectores, ya se saben de memoria.
Lo más raro es que, luego de tantos años de armar desmanes, cuando Morena decide infantilmente revirar o pretender «contrarrestar» una marcha en su contra, es que el “Bloque Negro” ¡no aparece por ningún lado! ¿Qué les dice eso, queridos lectores? Es un síntoma inequívoco de que es el Gobierno el que podría estar «moviendo”, a cambio de incentivos, a los agitadores pues, si no fuera así, en cada marcha, sea a favor o en contra del Gobierno o de Morena, también haría su aparición el llamado «Bloque Negro».
Por lo pronto, ahí le va un breve resumen de lo que realmente es ese «Bloque Negro» que igual ataca a personas de la tercera edad que mujeres y niños, actos vandálicos que terminan impunes por el «proteccionismo» que reciben de las autoridades de los tres niveles de Gobierno.
México en negro
El “Bloque Negro” volvió al centro del debate nacional porque sus irrupciones ya son parte fija del paisaje de protesta en México, se mimetizan en marchas feministas, movilizaciones estudiantiles y conmemoraciones históricas, operan como células autónomas sin jerarquías, siempre vestidos de negro, siempre encapuchados, siempre con una estética diseñada para ocultar identidad y amplificar confrontación.
En los últimos meses, su presencia ha sido constante, mientras la mayoría marcha de manera pacífica, ellos avanzan como un frente compacto que rompe vitrinas, incendia mobiliario urbano y se enfrenta a la policía, sostienen que la protesta tradicional está agotada y que sólo la acción directa puede sacudir al Estado, justifican los choques con uniformados porque los consideran brazos de instituciones ilegítimas y operadores de la violencia oficial.
También mantienen una narrativa sobre la propiedad privada, distinguen entre bienes personales y bienes comerciales, por eso sus blancos suelen ser bancos, cadenas y corporativos, afirman que destruir infraestructura no es violencia si no afecta vidas, posición provocadora en un país desgastado por la inseguridad y la crisis económica.
Lo ocurrido recientemente en México, no es espontáneo, el “Bloque Negro” aparece donde la rabia social rebasa los cauces institucionales, sin embargo, hoy todo parece indicar que «los intereses» de este “Bloque Negro”, son el eco de intereses políticos, mezquinos, intereses del poder, del sistema, para contrarrestar las verdaderas causas de las masas que se manifiestan.
