El certamen de belleza Miss Universo atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia tras la edición celebrada en Bangkok, envuelta en señalamientos de fraude, difamación y presuntas irregularidades financieras. Autoridades de Tailandia y México han iniciado investigaciones contra los actuales propietarios del concurso, lo que podría derivar en órdenes de arresto o acciones judiciales internacionales.
De acuerdo con denuncias presentadas en ambos países, exsocios, proveedores y participantes acusan a la organización de incumplimientos contractuales, manipulación de resultados, falsificación de documentos y uso indebido de la marca Miss Universo. Las demandas civiles ya están en curso, mientras fiscalías analizan si los hechos configuran delitos penales.
En Tailandia, sede de la controvertida edición más reciente, las autoridades revisan operaciones financieras vinculadas a la producción del evento y a empresas relacionadas con los organizadores. En paralelo, en México se investigan posibles fraudes corporativos y daños patrimoniales, además de denuncias por difamación contra críticos y excolaboradores del certamen.
La crisis legal ha generado inquietud entre franquicias nacionales, patrocinadores y exreinas, quienes cuestionan la transparencia y viabilidad futura del concurso. Hasta el momento, los dueños de Miss Universo no han emitido una postura oficial detallada, limitándose a rechazar las acusaciones y a calificarlas como “infundadas”.
El caso amenaza con escalar a tribunales internacionales y podría marcar un punto de quiebre para una de las marcas de entretenimiento más reconocidas del mundo, históricamente asociada al glamour, pero ahora rodeada de litigios y sospechas.
