El Instituto Nacional Electoral (INE) experimentó en diciembre una significativa pérdida de miles de años de experiencia acumulada, debido a la salida anticipada y voluntaria de 460 trabajadores, quienes decidieron retirarse ante la reforma electoral que se avecina.
La posible centralización de las funciones de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) en el INE –una propuesta impulsada por Morena y la presidenta Claudia Sheinbaum– junto con la expectativa de una sobrecarga laboral adicional fueron factores clave en la decisión de algunos empleados para solicitar su retiro.
A esto se sumaron los recortes presupuestales y el riesgo de un deterioro de las condiciones laborales, mismos que aumentaron la incertidumbre sobre el futuro del INE y provocaron que se elevara la cantidad de solicitudes de retiro voluntario.
