* Capacitación exprés para nuevos juzgadores……
Por Karina Rocha
Con apenas dos meses de preparación en la Escuela Judicial del Estado de México, los nuevos jueces electos por voto popular se alistan para asumir funciones el próximo 5 de septiembre, pese a no contar con experiencia previa en tribunales ni haber pasado por el sistema tradicional de carrera judicial.
Este nuevo esquema, producto de la reforma judicial en curso, ha generado inquietud entre especialistas y dentro del propio Poder Judicial, ya que los futuros juzgadores, que provienen en su mayoría de ámbitos administrativos, políticos o académicos, fueron convocados desde junio a un curso intensivo para adquirir los conocimientos y habilidades básicas para ejercer como impartidores de justicia.
El programa fue diseñado en dos etapas: una troncal con contenidos comunes -teoría del derecho, principios procesales y ética judicial- y otra por materias, según la función que desempeñarán. Posterior mente, se incorporarán a juzgados reales donde, acompañados por mentores, observarán audiencias y participarán en simulaciones prácticas.
Sin carrera judicial, pero con legitimidad electoral
Muchos de los electos reconocen abiertamente que carecen de formación práctica para ejercer como jueces, aun así, se sienten respaldados por la legitimidad del voto y aseguran que su preparación actual es una etapa de transición necesaria para cumplir con su nuevo encargo.
El curso intensivo ha intentado subsanar las carencias, pero varios participantes admiten que no será suficiente para enfrentar el desafío que implica tomar decisiones que pueden afectar la libertad, el patrimonio o la vida familiar de las personas.
Entre los retos mencionados están la carga de trabajo, la presión pública y la necesidad de demostrar capacidad frente a jueces de carrera que los ven con recelo, al tiempo de que también se enfrentan a un entorno donde deberán adaptarse a la estructura del sistema judicial, a menudo rígido y con protocolos estrictos.

Críticas al modelo y ajustes urgentes
Desde la Escuela Judicial, sus responsables reconocen que formar a un juez en dos meses no es lo ideal pues, en condiciones normales, el proceso toma cerca de un año: seis meses de formación académica y tres más para un concurso de oposición. Sin embargo, debido al calendario impuesto por la reforma judicial y la llegada de perfiles no judiciales, el modelo se compactó.
Para adaptarse, se modificaron horarios, se eliminó el periodo vacacional y se priorizó la capacitación práctica en contexto real, aún así, los formadores advierten que la etapa crítica vendrá cuando enfrenten audiencias reales, donde deberán tomar decisiones complejas bajo presión de tiempo y escrutinio público.
«Un juez no se forma en dos meses», insisten, y por ello se planea un seguimiento posterior y será el Tribunal de Disciplina el encargado de evaluar el desempeño de los nuevos juzgadores, mientras que la Escuela Judicial ajustará sus programas conforme se identifiquen deficiencias.
¿Preparación antes del voto?
Ante las debilidades detectadas en este primer ejercicio, se propone modificar el modelo para que en futuras elecciones los candidatos a jueces deban cumplir previamente con ciertos estándares de competencia, incluyendo haber cursado la Escuela Judicial.
La preocupación es clara: si bien el voto otorga legitimidad democrática, no garantiza competencia técnica, por ello es que, quienes lideran la formación de estos nuevos jueces insisten en que la capacitación no debe ser una consecuencia del triunfo electoral, sino un requisito previo.
El Estado de México se convierte así en laboratorio de un modelo judicial inédito en el país, donde la legitimidad del pueblo se cruza con las exigencias de un sistema legal que demanda experiencia, criterio y formación rigurosa. La gran prueba vendrá en septiembre, cuando los nuevos jueces comiencen a emitir sentencias. Será entonces cuando se vea si la reforma cumplió su promesa o si la justicia quedó en manos inexpertas.
