La censura literaria en Estados Unidos ha llegado a niveles que no se habían conocido; obras de autores latinoamericanos consagrados fueron vetadas en distritos escolares y hasta a nivel estatal por contenidos considerados “inapropiados”, como referencias sexuales o críticas al capitalismo y al colonialismo.
Gabriel García Márquez (Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera), Isabel Allende (La casa de los espíritus) y Laura Esquivel (Como agua para chocolate), los chicanos Rudolfo Anaya (Bless Me, Ultima) y Sandra Cisneros (The House on Mango Street), e incluso otras de no ficción como las biografías de Frida Kahlo y Celia Cruz, y Una historia afroamericana y latina de los Estados Unidos, de Paul Ortiz, se encuentran entre las obras censuradas.
