El anuncio del gobierno mexicano sobre la intención de imponer un arancel de hasta 50% a los automóviles ligeros procedentes de China generó una reacción inmediata del país asiático, que calificó la iniciativa como una medida proteccionista y perjudicial para el comercio internacional.
La propuesta forma parte de un paquete más amplio de gravámenes que busca aplicar la administración federal a productos provenientes de naciones con las que México no tiene acuerdos de libre comercio. En total, se estima que más de mil artículos quedarían sujetos a estas disposiciones, entre ellos autopartes, textiles, juguetes, acero y otros bienes de consumo.
La autoridad mexicana explicó que el incremento en los impuestos responde a la necesidad de proteger la industria nacional, incentivar la inversión en plantas locales y evitar la pérdida de empleos. De acuerdo con la Secretaría de Economía, el mercado automotriz se ha visto impactado por la entrada de unidades fabricadas en China a precios que resultan difíciles de igualar para las armadoras que operan en territorio nacional.
