
El gobierno ruso ha rechazado la posibilidad de un cese de hostilidades en el conflicto con Ucrania, argumentando que cualquier acuerdo de paz debe incluir garantías claras y verificables. Desde el Kremlin, se ha subrayado que Moscú no aceptará una tregua que permita a las fuerzas ucranianas reorganizarse y reforzar sus posiciones.
En este sentido, Rusia ha manifestado que cualquier intento de establecer un alto al fuego sin medidas de control estrictas sería contraproducente y solo beneficiaría a Kiev. Las autoridades rusas han insistido en que cualquier negociación deberá considerar los intereses estratégicos y de seguridad de su país.