
El Vaticano vivió este domingo un momento solemne y profundamente simbólico: la última misa de las Novendiales, el tradicional periodo de nueve días de luto en memoria del pontífice fallecido el Papa Francisco, marcó el cierre de una etapa de duelo y el comienzo de una nueva: la elección de su sucesor.
Oficiada por el cardenal francés Dominique Mamberti en la majestuosa Basílica de San Pedro, la ceremonia estuvo cargada de emoción, recuerdos y compromiso espiritual. Mamberti, testigo directo de los últimos días del Papa Francisco, evocó su valentía y entrega inquebrantable al pueblo de Dios.
«Estuve a su lado el día de Pascua. Fue un acto de amor y sacrificio», declaró, aludiendo a la bendición Urbi et Orbi que el pontífice dio apenas un día antes de morir.