El presidente de China, Xi Jinping, encabezó un encuentro sin precedentes con el mandatario ruso, Vladimir Putin, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en la Plaza de Tiananmen. La cita, realizada en el marco del 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, fue interpretada como una demostración de unidad estratégica frente a las potencias occidentales, acompañada de una imponente exhibición militar.
La ceremonia reunió a más de 10.000 soldados, un centenar de aeronaves y una amplia gama de vehículos blindados. Entre el arsenal mostrado destacaron los misiles hipersónicos de última generación y el misil de crucero antibuque YJ-21, considerados piezas clave en el fortalecimiento de la capacidad disuasoria de Pekín.
Los tres líderes caminaron juntos por la alfombra roja hasta la tribuna de honor situada en la Puerta de la Paz Celestial, gesto simbólico que marcó la trascendencia política de la ocasión. En los discursos oficiales, Xi Jinping sostuvo que el planeta atraviesa una encrucijada histórica: elegir entre la paz o el conflicto. Con un mensaje dirigido implícitamente a Washington, afirmó que China “no se deja intimidar por ningún agresor”.
