EL PÓKER SUCIO DE LAS 500 MIL VIVIENDAS DE INFONAVIT

EL FRAUDE QUE NADIE QUIERE NOMBRAR PERO TODOS TEMEN

En México ya no sorprende que la corrupción tenga rostro, pero lo que hoy estalla con el escándalo de las quinientas mil viviendas es de una escala tan brutal que rebasa cualquier narrativa oficialista, aquí no estamos ante un abuso administrativo ni ante una irregularidad menor, estamos frente a un saqueo diseñado con precisión quirúrgica, una red que operó con descaro criminal mientras medio millón de familias vivían con la falsa tranquilidad de creer que sus casas eran suyas, la verdad es que nunca dejaron de ser botín, fichas en un póker sucio jugado desde despachos jurídicos que actuaron como casinos clandestinos protegidos por el poder.

LOS DESPACHOS DEL DESPOJO, LA MÁQUINA QUE NO FALLA

Grupo de Administración de Bienes y Servicios, Corporativo Jurídico MBG, Zaragoza Rocha y Asociados SC, Asesores y Consultores de Productos Litigiosos, LG+1 Legal Solutions, todos ellos forman la columna vertebral de una maquinaria que funcionó durante años sin tropezar, una red que iniciaba juicios exprés en juzgados saturados, sin notificación real al derechohabiente, sin defensa, sin justicia, una cadena donde unos demandaban, otros publicaban edictos que nadie leía y otros adjudicaban casas como si fueran mercancía de remate, lo más grave es que esas viviendas en teoría regresaban al Infonavit pero en la práctica terminaban escrituradas a nombre de empresas conectadas entre sí, empresas que revendían, rentaban o acumulaban casas con la frialdad de quien está contando fichas, no vidas.

CARLOS MARTÍNEZ, EL DIRECTOR DE

INFONAVIT QUE JUGÓ CON FUEGO

Los denunciantes hablan sin rodeos, bajo la gestión de Carlos Martínez Velázquez el sistema de despojo no solo se mantuvo sino que se volvió más agresivo, más directo, más descarado, aseguran que el exdirector daba instrucciones a notarios y a despachos fantasma usando como llave de acceso un nombre que abría cualquier puerta, el nombre del hijo del presidente, “Andy” López Beltrán, no se trataba de órdenes escritas ni de instrucciones formales, bastaba con insinuar que venían “de arriba”, bastaba con mencionar que “Andy está enterado”, y las adjudicaciones fluían, los notarios obedecían, los despachos aceleraban, todo bajo la sombra de un apellido con peso político, un apellido que convirtió la recuperación de cartera en una cacería legal disfrazada de procedimiento institucional.

BRUNO PAYÁN ORTIZ, EL OPERADOR QUE

MOVÍA LAS CARTAS BAJO LA MESA

El nombre de Bruno Payares emerge como el verdadero operador del sistema, el hombre de GABSSA que aparece en contratos, en testimonios, en pasillos del poder, un jugador silencioso pero determinante, las versiones internas del sector de vivienda aseguran que Payán participó en reuniones privadas donde se discutían estrategias para escriturar masivamente viviendas a favor de empresas vinculadas al esquema, reuniones donde la presión jurídica era tema central, reuniones donde nuevamente se escuchaba la mención de “Andy” como referencia política, como garantía de que ningún juez, ningún notario y ningún funcionario osaría frenar la operación, así operan las redes de poder, sin papeles, sin firmas, solo con nombres dichos en voz baja, nombres que pesan más que cualquier documento oficial.

MEDIO MILLÓN DE CASAS, MEDIO MILLÓN DE

FAMILIAS, MEDIO MILLÓN DE VÍCTIMAS

La escala del fraude es monstruosa, quinientas mil viviendas atrapadas en un limbo jurídico que no es casualidad sino resultado de un modelo diseñado para confundir, para retrasar, para enredar, mientras los juicios avanzaban sin defensa, mientras las adjudicaciones se acumulaban, mientras las empresas llenaban sus manos, cientos de miles de ciudadanos seguían pagando, remodelando, viviendo, construyendo vida en casas que legalmente podrían no ser suyas, el país está sentado sobre una bomba social y política, un polvorín que puede estallar cuando esas familias descubran que el Registro Público dice otra cosa, que su patrimonio fue jugado en una mesa de póker donde ellos nunca fueron jugadores sino víctimas.

LA MESA FINAL, DONDE TODOS DEBEN MOSTRAR LAS CARTAS

Hoy no basta con abrir investigaciones, no basta con declaraciones tibias, no basta con que los implicados guarden silencio, este fraude exige que todos muestren sus cartas, que Carlos Martínez explique por qué su nombre aparece en tantas denuncias, que Bruno Payán aclare de qué hablaban en esas reuniones, que los despachos involucrados expliquen cómo lograron operar miles de juicios sin supervisión, y sobre todo, exige una aclaración inmediata sobre el uso político del nombre de Andy López Beltrán en negociaciones que jamás debieron existir, porque si ese nombre fue utilizado para intimidar o para lubricar procesos judiciales, estamos ante una corrupción que no solo es administrativa, es sistémica, es estructural, es profundamente política, este es el mayor póker sucio de la administración pública reciente y ya no hay manera de ocultar la mesa, ahora falta saber quién se atreverá a voltearla.

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