
La imagen es tan dolorosa como reveladora: Fidelia Vásquez Nuño, de 96 años de edad, postrada en una camilla, es empujada por su hijo Gilberto Ayala hasta el interior de la sucursal del banco BBVA en la colonia Reforma de esta ciudad. No es una emergencia médica, es una cita forzada. La institución financiera le exigió presentarse en persona para corregir una falla en su registro biométrico que le ha impedido cobrar su pensión desde hace medio año.