El Gobierno de Estados Unidos ha comenzado a utilizar inteligencia artificial (IA) como parte de una estrategia destinada a reducir de forma masiva el número de regulaciones federales en vigor. La iniciativa se enmarca en las políticas del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), una controvertida dependencia creada durante la anterior administración de Donald Trump y reactivada tras su retorno al poder.
De acuerdo con fuentes gubernamentales y documentos internos citados por medios nacionales, la herramienta de IA está diseñada para analizar unas 200 mil normativas actualmente vigentes a nivel federal. El objetivo es identificar aquellas que ya no son obligatorias por ley, resultan obsoletas o generan cargas administrativas innecesarias. La estimación preliminar indica que aproximadamente la mitad de ellas —unas 100 mil— podrían ser eliminadas en el corto plazo.
