
“Me quedo en México, no está mal”, es la decisión que con más frecuencia asumen miles de migrantes extranjeros que, en busca o no del sueño americano, encuentran aquí el soporte para mejorar sus condiciones de vida.
La decisión de cubanos, haitianos y venezolanos, así como otros migrantes de quedarse en nuestro país hace que las largas filas en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) de la Ciudad de México sean la constante en cinco de los siete días de la semana.
Hasta esas instalaciones ubicadas en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, muy cerca de la estación del metro Escuadrón 201, llegan desde temprana hora cientos de migrantes extranjeros a iniciar su trámite de solicitud de asilo.