
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, escaló su estrategia para acelerar las detenciones y deportaciones de migrantes hacia una nueva fase: la de considerarlos enemigos de guerra, utilizando una ley emitida para tiempos de guerra hace más de 200 años.
El plan, adelantado en campaña por el magnate, comenzó a materializarse este fin de semana con la orden en la que autorizó la deportación inmediata y sin audiencia de por medio de ciudadanos de nacionalidad venezolana, aunque la ejecución de dicha orden ha sido congelada horas después por un juez federal.