
Una de las revelaciones más inquietantes es que en la refinería ilegal de Coatzacoalcos uno de los principales clientes era la empresa estadounidense Baker Hughes, dedicada a la tecnología energética y con sede en Houston y Londres.
De igual manera, según trabajadores de es planta, personal de Pemex frecuentaba las instalaciones para brindar asesoría técnica, a pesar del carácter ilegal de la operación.